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martes, 28 de febrero de 2012

Sí, el cielo se desploma sobre nuestras cabezas
Un satélite de la NASA descubre que las nubes están hasta 40 metros más bajas que hace una década, lo que puede tener importantes implicaciones en el clima mundial.
En efecto, el ancestral miedo de que el cielo se desplome sobre nuestras cabezas se está haciendo realidad. Pero, por supuesto, no es exactamente el cielo lo que cae, sino las nubes. Un satélite de la NASA ha descubierto que las nubes de la Tierra están cada vez más bajas. En concreto, han perdido un 1% de su altura -de 30 a 40 metros- a lo largo de la última década. Este fenómeno tiene implicaciones potenciales para el clima mundial en el futuro. Según los científicos, de continuar este proceso, nuestro planeta podría enfriarse de manera más eficiente, reduciendo la temperatura de la superficie del planeta y «ralentizando potencialmente los efectos del calentamiento global».
Científicos de la Universidad de Auckland en Nueva Zelanda analizaron mediciones de la altura de las nubes tomadas durante diez años (de marzo de 2000 a febrero de 2010) por instrumentos de la nave espacial Terra de la NASA. El estudio, publicado recientemente en la revista Geophysical Research Letters, revela una tendencia general a la disminución de altura de las nubes. El promedio se redujo en alrededor de un 1% durante la década, es decir, de 30 a 40 metros. La mayor parte de la reducción se debió a un menor número de nubes que se producen a gran altura.
El investigador principal, Roger Davies, explica que si bien el registro es demasiado pequeño para ser definitivo, proporciona un indicio de que algo muy importante podría estar pasando. Aunque es necesario realizar un seguimiento a más largo plazo para determinar la influencia de este proceso en las temperaturas globales.

Enfriamiento

Una reducción constante en la altura de las nubes permitiría a la Tierra enfriarse al espacio de manera más eficiente, reduciendo la temperatura de la superficie del planeta y potencialmente ralentizando los efectos del calentamiento global. Esto puede representar un mecanismo de «retroalimentación negativa», un cambio provocado por el calentamiento global que, por extraño que parezca, ayuda a contrarrestarlo. «No sabemos exactamente lo que hace que las nubes disminuyan de altura», dice Davies. «Pero tiene que ser debido a un cambio en los patrones de circulación que dan lugar a la formación de nubes a gran altura».
La nave Terra seguirá recopilando datos para ver si esta tendencia continúa.

lunes, 27 de febrero de 2012


La caza de la 'partícula de Dios' arranca tras dos meses de parada técnica

El sistema de aceleradores del Centro Europeo de Física de Partículas (CERN) ha vuelto a ser encendido tras más de dos meses de parada técnica, con lo que más de 5.000 científicos inician una etapa decisiva en la búsqueda del Bosón de Higgs, la llamada 'partícula de Dios' que explicaría el origen de la materia.
"Los aceleradores están arrancando ahora, pero los primeros haces de protones no serán inyectados en el LHC (Gran Acelerador de Hadrones) hasta mediados de marzo y las colisiones seguirán hacia finales de ese mes", ha confirmado el portavoz del CERN, James Gillies.
Así, los haces de protones serán introducidos en un primer acelerador más pequeño y antiguo, donde las partículas irán adquiriendo energía y acelerándose para pasar a un segundo acelerador más grande antes de llegar con toda su potencia (a más del 99,9% de la velocidad de la luz) al LHC, explicó por su parte uno de los responsables del centro de control del gran acelerador, Mirko Pojer.
Una vez que los protones lleguen al LHC, la mitad de ellos emprenderá su trayectoria en una dirección y el resto en el sentido opuesto para empezar a colisionar a finales de marzo.
Para ese entonces tendrán que haber llegado al punto ideal de enfriamiento los imanes supraconductores del LHC, cuya temperatura deberá descender hasta los 271 grados centígrados bajo cero -la temperatura más baja conocida en el Universo- para que el experimento se reanude correctamente.

Colisión de protones

En total se inyectarán unos 2.800 'paquetes' de partículas en el LHC, con un contenido de 115.000 millones de protones cada uno, que circularán a una energía de 4 TeV (teraelectronvoltios), un 0,5 TeV más de lo que estaba previsto.
"La energía de la colisión de los protones equivale al choque de un gran avión a velocidad de aterrizaje, es decir a unos 150 kilómetros por hora", ilustró Pojer.
Sin embargo, dada la infinitesimal talla de los protones, la probabilidad de choque es reducida, lo que explica la necesidad de inyectar en el acelerador tales cantidades de partículas.
Los miles de físicos que trabajan en el CERN esperan que de las colisiones entre protones a una energía tan elevada surjan nuevas partículas cuya existencia se ha postulado en tratados teóricos, pero que nunca han sido vistas.
Es el caso de la 'partícula de Dios' o Bosón de Higgs, sobre la que reposan las bases del modelo estándar de la física y que es, por el momento, la única explicación disponible sobre una cuestión tan fundamental como el origen de la materia.
Los responsables del CERN han asegurado que este año se tendrán resultados concluyentes sobre la existencia o no del Higgs, de la que los científicos de este organismo creen haber visto "señales" durante las mediciones y análisis de datos realizados durante 2011.
El LHC, un anillo de 27 kilómetros de circunferencia localizado a entre 50 y 150 metros bajo tierra, cuenta con cuatro detectores. De ellos, dos -conocidos como ATLAS Y CMS- están dedicados a buscar de manera paralela, pero independiente, nuevas partículas, incluida la de Higgs.

Como 'tirar dados

En los próximos meses ningún nuevo descubrimiento se anunciará hasta que uno de esos experimentos no alcance un grado de comprobación casi absoluta o equivalente a una posibilidad en un millón de que pueda haber algún error, explica el físico Steven Goldfarb, coordinador de divulgación y educación del detector ATLAS.
Si eso ocurre, el otro detector servirá para contrastar el resultado y corroborar los datos obtenidos.
Goldfarb recordó que entre 1999 y 2000 en un experimento conocido como "Aleph" se creyó haber encontrado la partícula de Higgs, pero otros tres experimentos que se desarrollaban paralelamente descartaron el descubrimiento.
"Esto es como tirar dados. Puede ocurrir que el mismo número salga seis veces seguidas y sería emocionante, pero existe una probabilidad estadística de que esto ocurra y allí está la trampa", comentó.
De la misma opinión fue la científica española Silva Goy, quien trabaja en el detector CMS y señaló que lo que se ha observado hasta ahora pueden ser "fluctuaciones estadísticas" y que el reto es llegar a un nivel de probabilidad que permita eliminar ese riesgo.
Se espera que para la próxima gran conferencia de verano de física, que se realizará a principios de julio en Australia, ya se hayan reunido tantos datos como en todo 2011 y se puedan presentar resultados significativos para la comunidad científica.
Desvelan el misterio de los electrones que provocan las auroras boreales
El hallazgo permitirá predecir mejor las corrientes de alta energía de electrones en el espacio que pueden dañar los satélites.
Científicos del Massachusetts Institute of Technology (MIT) han logrado explicar, gracias a una simulación por ordenador, el misterio que rodea a los electrones de alta velocidad en el espacio que, además, son lo que causan las auroras. Según los resultados obtenidos por el equipo investigador, la clave está en el extremo de la magnetosfera terrestre (el más alejado del Sol), cuya parte activa es 1.000 veces más grande de lo que se pensaba hasta ahora. Los expertos, han señalado que este hallazgo, publicado en 'Nature Physics', permitirá predecir mejor las corrientes de alta energía de electrones en el espacio que pueden dañar los satélites. El autor principal del estudio, Jan Egedal, había propuesto inicialmente una teoría que explicaba la aceleración de los electrones a gran escala en el extremo de la magnetosfera de la Tierra -un campo magnético extenso e intenso que provoca un barrido hacia el exterior del planeta por el viento solar-, pero, finalmente, la nueva información se ha obtenido a través de la simulación por ordenador.

Acontecimientos magnéticos

Concretamente, la simulación muestra que la región activa en el extremo de la magnetosfera de la Tierra es aproximadamente 1.000 veces más grande de lo que se pensaba. Esto significa que el volumen del espacio energizado por estos acontecimientos magnéticos es suficiente para explicar el gran número de electrones de alta velocidad detectados en las diferentes misiones de naves espaciales, incluyendo la misión Cluster. Los expertos han explicado que para resolver el problema se ha tenido que utilizar uno de los superordenadores más avanzados del mundo. El equipo informático, llamado Kraken, tiene 112.000 procesadores trabajando en paralelo y consume tanta electricidad tanto como una ciudad pequeña. Egedal ha señalado que en la investigación se han utilizado 25.000 de estos procesadores durante 11 días, para seguir los movimientos de las 180.000 millones de partículas en el espacio durante el transcurso de un evento de reconexión magnética. Egedal ha explicado que "el viento solar se extiende hacia la Tierra como líneas de campo magnético, de manera que la energía se almacena como una banda elástica que se estira" y que cuando "las líneas de campo paralelas se reconectan, liberan la energía una sola vez".

Físicos desconcertados

"Esa liberación de energía es lo que impulsa a los electrones de gran energía (decenas de miles de voltios) de nuevo hacia la Tierra, donde impactan en la atmósfera", ha señalado el científico, quien apunta que "se cree que este impacto, directa o indirectamente, genera las auroras". Lo que había desconcertado a los físicos es el número de electrones de alta energía generados en dichos eventos. Según la teoría, debería ser imposible de mantener un campo eléctrico a lo largo de la dirección de las líneas de campo magnético, porque el plasma (gas eléctricamente cargado) en el extremo de la magnetosfera debería ser un conductor casi perfecto. Sin embargo, "dicho campo es justo lo que se necesita para acelerar los electrones", ha apuntado Egedal. "La gente ha estado pensando que la región activa del extremo de la magnetosfera era muy pequeña. Pero ahora, se ha demostrado que puede ser muy grande, y puede acelerar muchos electrones", ha indicado el investigador.